Hace poco un karateka de larga trayectoria me decía que ya muchos amigos de él no iban a seminarios por que siempre es lo mismo, «basics, basics, basics» y es que en karate hay este delicado equilibro entre tradición y el avance de nuestro arte que en muchas ocasiones lo vemos inclinado hacia la tradición, lo cual a veces está bien supongo. Sin embargo el momento histórico en el que estamos hace difícil, desde mi punto de vista, que sea compatible un enfoque meramente purista o tradicionalista con el progreso verdadero de nuestro arte.
El maestro Funakoshi, tuvo y tiene aún muchos detractores, en parte por el hecho de haber cambiado sustancialmente el karate de maestro Itosu y el maestro Asato, pero… ¿no es esto lo que ha llevado el Shotokan a ser el estilo mas reconocido en la esfera de las artes marciales? creo que hoy por hoy la llama del espíritu del progreso, del cambio, del avance ha encontrado la manera de persistir a lo largo de décadas, y es bastante visible en la nueva camada de instructores occidentales que viajan por el mundo dando seminarios.
Cuando vas seminarios y hacen el típico ¿es así… o es así? moviendo pocos centímetros la mano izquierda en el primer movimiento de Bassasi-Dai, y así nos paseamos por todo el kata entrando sólo en detalles superficiales y dejando de lado la verdadera esencia que encierran estas forman. Esta esencia que se mantienen entre estilos a pesar de los grandes hiatos estéticos. El año siguiente vamos a otro seminario o incluso el mismo seminario y aquella mano izquierda debe volver a moverse unos centímetros ahora en la otra dirección… no puedo, sencillamente no puedo con esto.
No me malinterpreten, la forma es importante y la correcta es más aún importante, por varias razones, estandarizar un estilo o línea, y también mantener la consistencia en la propia práctica, pero… ¿es esto el karate? o ¡más bien es la cubierta para entrar a la profundidad del mismo?, o ¿no son lo seminarios para entrar en otras latitudes del conocimiento del arte?. Creo que lo que menos disfruto de estas pequeñas diferencias superficiales es que a menudo acaban por generar en el expositor la necesidad de justificarlas, y para ello utilizar excusas como la de la funcionalidad, bunkai, o incluso la historia, dejando de lado la unicidad de cada karate, de cada karateka.
Aquí encaja perfectamente el concepto japonés del Shu Ha Ri, donde llega un punto en el que el karateka ha de romper los limites de lo aprendido para crear algo que se destila únicamente de él mismo. En el vídeo que os puse arriba Rick Hotton Sensei habla de como cada karateka debe encontrar su manera única de interpretar y ejecutar el karate, claro es un camino largo y lleno de pequeños hitos que en si mismos encierran el concepto de Shu Ha Ri a menor escala.
Durante mi estancia en Dublín aún me retumba en la cabeza una anécdota que el Sensei Scott Langley replicaba, una anécdota del Sensei Richard Amos, quien se encontraba revisando un kata con Asai Sensie y otro instructor del Headquarter de la JKA, en aquel momento conversaban sobre si un movimiento del kata debía ser rápido o más bien lento, a lo que Asai Sensei les respondió «para ti (Sensei Amos) debe ser rápido, y para ti debe ser más bien lento». Me disculpo por los posibles errores en la paráfrasis de la anécdota pero la idea de la misma es ilustrar que el karate no es de una manera ni siquiera dentro de la linea de un mismo instructor. Evidentemente para mis colegas principiantes esta es un etapa que aún dista del momento presente, pero es bueno tener una idea del perfil que este camino puede llegar a tener para afrontarlo con entusiasmo y hambre de aprendizaje.
Sin duda el camino es muy largo, amplio, rico y lleno de etapas diferentes y a lo largo de él cada uno escoge los ramales que más ilusión les hace, los métodos son infinitos, las aproximaciones igual, y los puntos de vistas únicos; sin embargo la invitación es que vayamos a lo profundo, a lo verdadero y que la superficie no sea más que una de las partes y no se convierta en nuestro objeto de estudio.